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Saturday, June 1, 2019

El sufrimiento en la vida del cristiano



 La jornada del cristiano comienza en el momento en que nos arrepentimos del pecado y recibimos as Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. 

Muy bien, Jesucristo dijo que “todo está cumplido” (Juan 19:30 -NBV), y ya estoy destinado a llegar al cielo.

¿Entonces por qué dice la Biblia que debo de morir a mí mismo si ya estoy salvo? ¿Por qué es que los cristianos deben de sufrir después de la salvación? ¿Acaso el Señor nos está castigando porque hicimos algo malo? ¿Qué hay con esto?

Versículos centrales

Juan 16:33 (NTV) -  Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.

El Señor mismo nos advirtió que no estaríamos exentos al dolor y sufrimiento mientras estemos en esta vida.

Salmo 119:67 - Antes que fuera humillado, yo erraba; pero ahora guardo tu palabra. (RVA-2015); Yo solía desviarme, hasta que me disciplinaste; pero ahora sigo de cerca tu palabra. (NTV).

Aunque Dios no envía el sufrimiento, a veces tiene como resultado ver como y cuanto necesitamos al Señor, especialmente durante los tiempos de dificultades.

El libro de Job

Antes de sufrir de una manera extraordinaria, Job ya había establecido en su interior, en su corazón, que Dios es soberano y que El decide lo mejor para nosotros. Todo lo que tenemos, no los a dado el Señor – bienes, familiares, salud – todo. Job no llego a esa postura de un día al otro; es evidente que cultivo una relación cercana con el Señor durante toda su vida. Si no hacemos como Job hizo en su vida, nos vamos a tambalear con el primer golpe o dificultad que nos llegue.

Marcos 4:17 (NTV) -  pero como no tienen raíces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.

Consideramos algunos ejemplos del sufrimiento de grandes hombres y mujeres en la Biblia:

Moisés: Tuvieron que pasar 40 anos para que el pudiera cambiar y así lo pudiera comisionar el Señor para la gran obra que tenía lista para él.

Job: Perdió todo, sus hijos, sus bienes y su salud, porque satanás quería comprobar que podía tumbarlo. Pero Dios, conociendo el corazón de Job, aposto por él.

José en Egipto: Sus hermanos mayores, quienes le tuvieron celos y envidia, lo vendieron como esclavo y le dijeron a su padre que bandidos habían matado al joven. La separación de su familia, tener que vivir en una tierra ajena, ser acusado falsamente de atentado de violación, estar en la cárcel. A pesar de su juventud, como Job, José mantenía su corazón centrado en el Señor. [Genesis 37-39]

Rey David: Entre otras cosas, sufrió por la persecución de Saul, la perdida (muerte) de su mejor amigo Jonathan, y la perdida del hijo que tuvo con Betsabé. David cometió errores serios, pero nunca abandono su amor por el Señor. El sufrió las consecuencias que trae en si el pecado. [I Samuel 12]

María, la madre de Jesús: Fue testiga ocular de la muerte horrenda de Jesucristo. Logro verlo resucitado. [Juan 19:25]. María fue una testiga clave del Mesías importante, pues ella vio a Jesús nacer (le dio luz), lo vio crecer, estuvo a pie de la cruz, y pudo verlo con vida de nuevo. Gloria a Dios.

El sufrimiento de Dios

Antes de su crucifixión, Jesucristo en su humanidad también sufrió: con la presunta muerte de su padre (padrastro) José, aunque la Biblia guarda silencio sobre cuándo y como falleció José; la muerte de su familiar Juan el Bautista [Juan 14:10-13], la muerte de su amigo Lázaro [Juan 11:35] (Jesús, por la voluntad de Dios Padre, lo resucito), y la persecución y rechazo a su ministerio [Mateo 13:53-57; Lucas 13:34].

No siempre se nos ocurre, pero Dios sufrió (y sufre) por la caída de Adán y Eva [Genesis 3], por lo que pasan en sus vidas sus seguidores, y por las rebeliones de los ángeles (hijos de Dios [Job 1:6, 2:1, 38:7] que tuvo que castigar.

Isaías 53:3 [b] (DHH) - Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento.

Es importante notar que Dios no es al autor del sufrimiento, aunque sí permite que a veces pasemos por experiencias tristes. Vivimos en un mundo podrido entre gente de pecado.

El libro de Job nos permite ver que satanás es el instigador de los ataques que sufren los cristianos.

Jesucristo lo confirmo en Juan 10:10 (NTV) - El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.

Y, nos alivia con estas palabras: 1 Juan 3: [b] (RVA) - Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo.

Entonces, nunca debemos darle las gracias a Dios por las tribulaciones, sino que le debemos darle las gracias durante los momentos duros. Debemos de alabarlo cuando parece todo imposible de superar, pues el es Dios y sabe como rescatarnos.
Como resumen, nuestros enemigos son (1) nosotros mismos (la carnalidad), (2) un mundo pecaminoso y (3) el diablo. 

Entre las cosas que causan el sufrimiento individual y colectiva están el abuso, violencia, enfermedades serias, la traición, adicciones, la muerte de seres queridos, ver a gente que queremos sufrir, calamidades de la naturaleza y las guerras.

Al Señor le interesa como respondimos a estas situaciones. ¿Culpamos a Dios? 
¿Respondemos con enojo y amargura? ¿Endurecemos nuestros corazones como el faraón que no quiso liberar a los Israelitas para que salieran de Egipto?

La palabra de Dios nos indica que el sufrimiento produce en nosotros empatía para los demás, y también siembra la paciencia. Así estaremos mejor preparados para aplicar nuestra fe para ayudar a otras personas, y para obedecer la palabra de Dios sin titubear. Pensaremos menos en nosotros y más en los demás y así ayudamos de mejor manera a la iglesia. [Romanos 5:3; 2 Corintios 1:4].

Hay cristianos que han guardado su dolor (lo que llamamos el dolor sin procesar), y no han pedido la sanación para sus aflicciones emocionales. El dolor es la raíz de muchas acciones negativas. El Espíritu Santo nos puede mostrar cuando exista algo dentro de nosotros que requiere Su intervención.

¿Qué hacemos? 

Entregarle nuestro dolor al Señor. Debemos aceptar que no siempre vamos a comprender por qué nos suceden cosas dolorosas, pero sabemos que podemos confiar en Dios con nuestras vidas.

Podemos entrar al shalom de Dios para lidiar con el dolor y las perdidas. Nos rendimos a quien murió por nosotros para que pudiéramos vivir. 

Juan 14:27 (DHH) - Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.

¿Como responder?

Romanos 12:2 (NTV) - Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando.

Shalom

[Lion of Judah Ministries International y John the Baptist Ministries International; Diana Washington-Valdez. Tambien en Facebook.com/FaithTodayPage1 ]

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